Faces (1968)

Faces (1968) Dirección: John Cassavetes Guion: John Cassavetes

¿Qué es realmente el cine independiente? Puede parecer una muletilla que se repite constantemente para hablar de películas de un presupuesto menor al promedio o de aquellas que son producidas por estudios pequeños; esto siempre que consideremos que un filme independiente lo es únicamente por el dinero que se invierte en él, pero es probable que coincidamos que cuando hablamos de cine independiente hablamos más bien de ideas, de narrativas o de propuestas visuales no habituales dentro del “cine comercial”.

En la pagina de sundancetv.es sitio relacionado al Festival de Cine de Sundance (que fue creado por el actor Robert Redford precisamente para facilitar la producción y distribución de estas películas) se anotan los siguientes criterios para identificar a este movimiento:

  • Cine alejado de los grandes estudios y de sus canales de producción, distribución y exhibición.
  • Un cine más realista e intimista.
  • Cine de autor.
  • Cine de bajo presupuesto.[1]

Sobra decir que los criterios antes citados son algo ambiguos, por ejemplo podemos encontrar cine realista e intimista en producciones de grandes estudios y a autores con su propio lenguaje como Tarantino, Fincher o Aronovsky que han trabajado precisamente con los majors de Hollywood, así las cosas definir en la actualidad que es el cine independiente es casi tan complicado como explicar que es una película de culto, en lo personal todavía considero que el cine independiente es principalmente una actitud detrás de cámaras, una cierta valentía a la hora de ofrecer nuevas historias y nuevas formas de contarlas, al final el cine solo se divide en dos clases de películas: las buenas y las malas y hoy hablaremos de una de las primeras.

Esta introducción sirve para presentar una película de 1968: Faces de John Cassavetes quien era considerado un pionero y uno de los máximos representantes del verdadero cine independiente americano, Cassavetes es conocido por muchos por sus roles de actuación en películas como The Dirty Dozen de Robert Aldrich o Rosemary´s Baby de Roman Polanski pero Cassavetes creó antes en los 60 un estilo particular de dirección en filmes como Shadows (1960) que de entrada se puede considerar como casero o amateur pero que con una mirada critica se puede empezar a apreciar su verdadera profundidad.

Cassavetes en una ocasión dijo que “la mas grande locación en el mundo es el rostro humano” y precisamente Faces es una muestra de ello, la película es contada tanto por las largas secuencias de dialogo como por los rostros de los actores, son estos el canal para comunicar mediante encuadres y acercamientos lo que el director desea proyectar y transmitir al espectador.

La historia que nos cuentan es sencilla, John Marley (actor recordado por la escena de la cabeza del caballo en The Godfather) interpreta a Richard Frost un hombre de mediana edad que trabaja en la industria del cine y que esta casado con una mujer bastante más joven que el (Lynn Carlin), luego de una noche de bebidas conoce a otra joven que trabaja como dama de compañía (Gena Rowlands) de la cual queda prendado al punto de solicitar el divorcio.

Sobre el guion se pueden hacer varios apuntes, su narrativa no es tradicional, no se centra en aspectos a los que otros directores le habrían dado mayor importancia, prefiere darnos pequeños retratos de escenas que se sienten menores pero que gracias a la conjunción de los personajes y sus relaciones van creciendo ante nosotros, por otro lado este guion puede ser visto como un pequeño retrato sobre la decadencia y el vacío del americano de clase alta quien busca llenar con juegos aquello que ya no es capaz de llenar con el arte, la cultura o la intelectualidad sin embargo también puede ser visto a la vez como un punto de cuestionamiento en la película, Cassavetes retrata precisamente el grupo social al cual pertenecía la historia que nos contaba en el libro Cassavetes on Cassavetes: “Faces es una película acerca de esta gente de mediana edad e ingresos de medianos a altos de los que nuestra sociedad se burla. Esta es la sociedad americana blanca de la que ciertos grupos sociales hablan todo el día. Una vez me desperté y me di cuenta que soy parte de esa sociedad y casi todos saben que lo soy”, por lo anterior es difícil discernir si el director hace un trabajo de critica consciente a este sector de la población o si bien se limita a recrear el ambiente que le es conocido.

El personaje principal de la película y sobre el que se puede aplicar la contradicción mencionada en el párrafo anterior es el interpretado por John Marley, Richard es un hombre mayor de una posición acomodada con una joven esposa que parece quererlo pero es a la vez el que mayor insatisfacción demuestra con su realidad, su personaje pasa constantemente por arrebatos y es totalmente impredecible, actúa sin pensar en las consecuencias y es claramente machista y agresivo con sus dos parejas en la película a las cuales les indica que su problema “es que hablan demasiado”.                   

Cassavetes en sus palabras indica que es lo que buscaba con la película: “sabía que había algo para decir acerca de esa gente y acerca de su existencia insular y sobre su lugar en una sociedad que es mirada con recelo hoy. Y lo dijimos; lo hicimos tan honestamente como pudimos, sin malicia, sin nada distinto a cariño por esta gente” el director indica que las personas que retrata en el filme son personas honestas, ciertamente los personajes se sienten reales lo cual es un gran acierto y es que a pesar de que sea difícil identificarse en principio con ellos muchos de los problemas que demuestran: soledad, insatisfacción, falta de deseo sexual nos son cercanos a muchos y es ahí donde se puede romper al fin la pared entre los interpretes y los espectadores y que sea precisamente ahí cuando podamos desnudar a los personajes de su ambiente particular y quedarnos con sus circunstancias lo que nos permite sensibilizarnos y conectar con la gran película que a pesar de sus defectos el director realiza.

El cine de Cassavetes siempre fue difícil porque era exigente para el espectador, su manejo de la cámara en ocasiones confuso se entrelaza con un blanco y negro de uso nada armónico, las tomas son largas y se trabaja sobre los diálogos para generar el ambiente deseado por el director; en esta ocasión se hace un uso de estos recursos de un modo interesante, por ejemplo, la cámara se utiliza de una manera muy ágil lo que ofrece algo de frescura sobre las largas conversaciones que los interpretes tienen las cuales también hay que mencionarlo en ocasiones no son lo suficientemente interesantes ya que hay diálogos que son prescindibles al no aportar mucho a la película.

Cassavetes grabó donde y como pudo, su casa y la de su suegra fueron las dos principales locaciones utilizadas, se filmaba exclusivamente por la noche ya que los intérpretes debían de trabajar durante el día, sus amigos le brindaron recursos para la filmación, verdaderamente hablamos de un cine de guerrilla, grabado en y a la vez por fuera de la ciudad sin una certeza de que el trabajo fuera exhibido finalmente, que 50 años después aun se le dediquen algunas líneas puede ser visto como un pequeño milagro o como un gran logro.      

Como Cassavetes citó en su momento lo que el buscó mostrar fue “una expresión de horror hacia la sociedad en general centrada en un matrimonio” si bien no podemos considerarla una película perfecta y que no logra cumplir finalmente con todos sus objetivos si es una película altamente humana y que lograba perturbar al espectador ahí donde duele, es sincera en sus pretensiones y principalmente un ejemplo de cuando aquello llamado cine independiente trató aún con sus defectos de mostrar que el otro cine era posible, aquel que hablara desde las ideas de sus autores directamente a las emociones del espectador.           


[1] http://www.sundancetv.es/blog/que-entendemos-por-cine-independiente